El Bajo Astral, entendido generalmente como el séptimo de los siete subplanos del mundo astral, es una dimensión llena de energías terribles en que pululan sombras, demonios, espíritus de suicidas, asesinos, violadores, magos negros y, según dicen algunos, animales…

Resulta complejo explicar lo que es el plano astral. Para hacerlo es necesario empezar por el hecho de que en el Universo “todo vibra”, y esto se da tanto en el plano de la materia-energía que es objeto del conocimiento científico, como en planos o estados más sutiles en donde son otras las partículas, la energía y las leyes de causalidad. En este contexto, el plano astral no es un estado de conciencia o un espacio concreto, sino una dimensión. A su vez, este plano se divide a su vez en siete subplanos y cada uno de ellos tiene sus propias particularidades.

El séptimo subplano del Astral, conocido como Bajo Astral, es el más bajo, siniestro y peligroso de todos: la brujería, las maldiciones, la llamada “mala suerte” y algunas extrañas enfermedades, encuentran en éste subplano la fuente de su energía.

De los siete subplanos del mundo astral, el séptimo es el único que podría ser considerado como una especie de infierno; y ha dado lugar al mito cultural del infierno

Es en el séptimo subplano es donde se manifiestan las peores energías espirituales del ser humano: el odio,  rencor, ira, egoísmo, tendencias homicidas, retorcidas perversiones, vicio incontrolable, etcétera

 A este subplano van a parar, una vez desencarnado, los borrachos incorregibles y los drogadictos desmesurados, los asesinos, los ladrones, los violadores, los genocidas, los estafadores, los narcotraficantes, los maltratadores, etcétera… Este tipo de seres, vagan en medio del sufrimiento y generalmente también en medio de la confusión, intentando, cuando pueden captar de alguien en el mundo físico, su energía vital o chi para seguir con su inconsciente rutina, convirtiéndose sin saberlo en parásitos energéticos.

Otros seres de baja vibración, también habitan estos distintos planos de existencia. Algunas veces comienzan lentamente a manipular al hombre hasta hacerse de su ser y cuerpo con el fin de habitarlo. En otras solo son ladrones de energía vital. Consumen la energía de la persona, haciendo que ésta ande siempre con mal dormir y por ende cansada o agotada. Lo que es peor, cuando suceden éstas cosas, aquel que es víctima, comienza a perder lentamente lo que ha logrado en su vida. Se alejan sus amigos y seres queridos, perdida de fuente laboral, accidentes por mencionar algunos ejemplos

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